lunes, 17 de septiembre de 2007

Dregville

-De acuerdo, ahora presta atencion. Imaginate por un momento que la suerte echa el freno de mano y tras una brusca maniobra se mete en direccion contraria y el primer coche con el que topa es con el tuyo. Un accidente mortal que te otorga todo lo que siempre has soñado, lo que jamas te atreviste a alcanzar por miedo a tropezar antes de llegar a la cima; dinero. Todo el dinero del mundo, un poder inalcanzable incluso para el jodido jeque arabe con mas petroleo impregnado en las inmensas y putridas paredes de sus enormes palacios del mundo.
¿Que es lo que te queda despues de esto?. Dime, ¿que es lo que crees que te queda entonces?-pregunto expectante mientras admiraba su maravillosa obra de arte.
Su compañero, todavia exhausto de cordura tras aquella vision no tenia palabras para responder a aquella extraña pregunta. -No lo se.- dijo con voz titubeante.
-Esta bastante claro, joder. Lo unico que te queda es acelerar lo suficiente como para dejar atras a la muerte. Tienes el coche mas veloz, los neumaticos de competicion que mejor se agarran al asfalto y decenas de litros de nitro bajo el capo. Aun asi, ella no te persigue, ella trata de abatirte, porque no corre... sino que vuela...
-¿La muerte?. ¿De que coño estas hablando, joder?. Dejate de chorradas y hablame en un idioma en el que pueda entenderte, coño.
-¿Que haces cuando quieres mantener distante a un grupo de policias que van tan pegados a ti que te podrian lamer la mierda del culo sin esfuerzo?. La clave esta en desviar su atencion sobre ti, conseguir de algun modo que en otra parte del mismo lugar ocurra algo mas grave que lo que tu has hecho.
De este modo se olvidaran de ti e iran a resolver lo que mas les recompense. No seria de mucho orgullo morir a manos de un par de chorizos de tres al cuarto si has podido hacerlo defendiendo tu pais de terroristas islamicos, o algun otro tipo de calaña de este tipo ¿no crees?.
Sus brazos descendieron lentamente mientras el frio acero del cañon de su recortada brillaba como una estrella en mitad de una despejada noche de verano.
-Sigo sin pillarte, coño.- dijo mientras esputaba un gargajo sanguinoliento al suelo. -Creo que es porque me duele demasiado el hombro, pronto morire desangrado.- se quejo.
-No digas estupideces, hermano. No te han llegado a tocar ningun organo interno, tu vida no corre peligro si te callas y sigues apretando la herida.
Se puso de nuevo en pie y extendio los brazos, como intentando abrazar al astro rey mientras proseguia con sus palabras. -De lo que te estoy hablando es del control, colega. Manten a la muerte atareada, aunque sea cerca tuyo, y tardara en encontrarte lo suficiente como para que cuando vuelva a mirarte ya estes quemando rueda en el horizonte.
-Evadir a la muerte matando... ¿Es por eso que has hecho todo esto, Jerome?- replico el moribundo mientras intentaba incorporarse, no sin esfuerzo. -¿Es por el miedo que le tienes a lo unico que no puedes controlar, por lo que has matado a todo nuestro pueblo?. ¿Nuestros amigos?¿Familiares?¿Conocidos?.
Parecia que sus palabras se perdian en aquel silencioso paraje, pues aquella bestia asesina susurraba al cielo frases que jamas comprenderia. Absorto ante tales ideas, habia perdido de vista lo que realmente importaba en esta vida.
Arrastrando la suela de sus botas, que dibujaban sinuosos surcos sobre las ariscas tierras de aquel pueblo al oeste de Tenneessee, Scott se acerco a su hermano mientras este parecia seguir rezando a alguna divinidad.
-Has perdido totalmente el norte, hermano... totalmente.- Recogio su revolver, bañado en fina arena que habia traido el viento del norte y apunto con firmeza al craneo de Jerome.
-Dime, ¿crees todavia que puedes controlar a la muerte si ahora apreto el gatillo, cabronazo?.- escupio con rabia. Su hermano se giro. Dejo de elevar plegarias al ente invisible y sus talones se torcieron hasta que el revolver de Scott parecia querer penetrar su ojo derecho.
Sus miradas se clavaron entre si, manteniendo una lucha interna de ideales que el otro jamas comprenderia. Una batalla tan inutil como necesaria. Jerome cargo su arma tras un par de chasquidos de la misma. -Empieza a temblarte el pulso, querido hermano. ¿Tendras los huevos de apretar el gatillo para rebentarme el cerebro antes de que mi querida de mas de ochocientos pavos te perfore el pecho?
Sin tiempo para vaciladas, el cuerpo de Scott salio disparado varios metros hacia atras, acompañado de un sordo y potente rugir del arma de Jerome. Tras el fuerte impacto, un enorme charco de sangre bañaba al cuerpo todavia con vida de su hermano. El despiadado asesino se acerco con ternura hacia este. -Lo siento bro, no me diste otra opcion.-
De los ojos de Scott empezaron a brotar lagrimas de desesperacion. Siempre le habia tenido un miedo terrible a la muerte y ahora sabia el porque; era el fin de todo. -Dime, Jerome, ¿donde demonios esta todo ese poder, todo ese dinero del que me has hablado?- hablaba entre quejidos de dolor, tos y vomitos.
-El poder esta en todo lo que ahora me rodea. Setenta y cuatro victimas por arma de fuego y una recompensa de varios miles de millones de dolares por la muerte de las doce familias mas poderosas a este lado del continente. Si, Scott, nuestros padres, familiares y amigos nunca han sido trigo limpio. Aqui creian estar a salvo, pero sus crimenes eran demasiado grandes como para acabar impunes ante la justicia. Lastima que hayas tenido la insensatez de apuntarme con tu arma, joder. De otro modo, ahora seriamos los gemelos mas ricos del mundo.

No hay comentarios: